martes, 22 de julio de 2025

GLARIS, UNA HISTORIA DE SUPERACIÓN. (capitulo 1)

 



Capitulo 1.


EL cielo se ha puesto gris, fuertes truenos se escuchan, el viento sopla más y más fuerte, todo indica que se avecina una tormenta, en el noticiero dicen que se trata de un huracán. Mientras Lucía se prepara guardando todos sus ajuares siente un fuerte dolor en el vientre, como está embarazada y cuenta con treinta y nueve semanas de gestación, inmediatamente llama a su esposo para contarle que ya viene el bebé. Con un huracán en su apogeo, la joven madre enfrenta serias dificultades para llegar al hospital más cercano, pero, estando plenamente convencida de que su bebé tiene que nacer sano y salvo, lucha para soportar los fuertes dolores que la atacan de vez en vez.

El viento cada vez sopla más fuerte y la lluvia no para de caer, Lucía acaba de llegar al hospital con fuertes gritos de dolor y desesperación, rápidamente es ingresada a la sala de parto donde pocos minutos después se escucha el llanto de un bebé, se trata de una pequeña niña quien ha visto por primera vez la luz del mundo, nacida en los años ochenta en medio de una tempestad sin ningún síndrome de deformación ni  problemas de salud, la madre le pone por nombre “Glaris” que significa deseo y fortaleza.

Siendo sus padres de muy escasos recursos económicos a la pequeña Glaris no le espera una vida muy placentera, pues actualmente viven en una pequeña casa de madera en condiciones muy precarias, en un pequeño campo en la provincia de San Pedro de Macorís, donde tratan de sobrevivir el día a día.

La etapa de la niñez se caracteriza por el inicio de la escolaridad, el aprendizaje acerca de las relaciones sociales fuera del grupo familiar, valores básicos y el intrépido deseo de jugar y corretear por todos lados. Para la pequeña Glaris no es diferente, a llegado el tiempo de que comience su vida escolar y conozca a otros niños con los que pueda jugar, pues le encanta conocer nuevas actividades e intentar realizarlas aunque no todos los puede lograr, ella ama jugar a corretear  topando a los demás sin embargo, ella no puede correr porque, sus pies se entrecruzan e inmediatamente cae al suelo, provocando que sus rodillas estén lastimadas constantemente.

En la escuela ella es dinámica y con mucha energía aunque un poco torpe, lo que provoco que un día se quedara encerrada en el baño ya que le puso seguro a la puerta y luego no lo supo quitar. Grita con voz fuerte “quiero salir, quiero salir” pero, aun nadie la escucha. Sin saber que hacer y sin ningún adulto a su alrededor comienza a llorar desesperadamente, intenta salir por debajo de la puerta pero, no puede ya que, para lograrlo tendría que ser del tamaño de un lagarto o similar. Como eso no dio resultado, ahora intenta tirar la puerta con fuertes golpes de su pequeña mano; sin embargo, para lograr eso tendría que tener aproximadamente 200 veces más su fuerza actual, por lo que la puerta se queda intacta. La pequeña Glaris quiere salir de aquel lugar oscuro y solitario pero solo cuenta con ella misma para lograrlo y sus esfuerzos para hacerlo han sido en vano, como no puede hacer nada más decide jugar con la manija de la puerta girando el pequeño botón del seguro e inmediatamente la puerta queda abierta, al verse por fin liberada de su breve encierro, con los ojos rojos e hinchados, no puede parar de reír y pensar que es la persona más poderosa del mundo por a ver salido sin la ayuda de nadie de aquel cuarto de baño.

Desde ese momento Glaris empezó a desarrollar valiosas cualidades, como la paciencia, el ingenio que es la habilidad de pensar, y un buen sentido del humor, que la introduciría a un mundo de aventuras y retos que superar. Su inteligencia y deseo de aprender hacen que sobresalga ante los demás niños, pero lo que más la identifica es el amor que les demuestra a todos los que la rodean, mientras esta en casa con su madre observa cuidadosamente sus operaciones o actividades para luego tratar de imitarlas y en la escuela luego de acabar de hacer sus tareas ayuda a sus compañeros explicándoles con más detalles lo que deben hacer para cumplir con el mandato de la tarea. Sin embargo, estudiar y ayudar en las tareas de la casa no es solo lo que le gusta hacer a Glaris a pesar de que no cuenta con muchos juguetes ella no pierde ninguna oportunidad de jugar y divertirse, aunque a veces la lluvia suele arruinar esos momentos. Si empieza a llover ella debe correr y cubrirse, a pesar de que nació en medio de un huracán, no le puede caer ni una gota de lluvia, de lo contrario una fuerte fiebre se apodera de ella tumbándola varios días en la cama cortándole la respiración.

Constantemente la pequeña Glaris suele soñar con ser una gran Doctora y ayudar a sanar a todos los enfermos, pues le duele ver sufrir a las personas con diversos dolores y enfermedades, se siente impotente por no poder aliviar el malestar que les acaece. Mientras va creciendo su sueño se vuelve un deseo y meta a cumplir pero, primero debe sobrevivir a la secundaria y en plena adolescencia Glaris comienza a conocer el mundo real.

Parada frente al espejo Glaris comienza a notar que el cuerpo que le toco tener no es precisamente el cuerpo ideal que ella deseaba tener y que al mundo le gusta admirar. Con una estatura baja de cinco pies, una piel morena, un cuerpo extremadamente delgado y sin mucha masa muscular, ojos grandes color café, pelo corto y crespo, labios carnosos, con senos pequeños y muy poca nalga, ella se lanza a la llamada etapa mas difícil, la adolescencia.  

El liceo o institución para cursar los estudios secundarios es muy pequeño en la localidad y como hay una gran demanda de estudiantes no todos pueden estudiar durante el día, la institución se ve obligada a crear una tanda nocturna para poder educar a todos los estudiantes de la población, enviando a los estudiantes más mayores en la tanda nocturna y los mas jóvenes en la tanda matutina. Glaris es una de las estudiantes mas jóvenes por su increíble capacidad y buen comportamiento fue avanzada a un curso superior en medio año mientras, cursaba la primaria. Cuenta con un padre extremadamente negligente que suele dejar las cosas para ultimo momento, cuando decide ir a inscribir a  su intrépida hija al liceo la tanda matutina esta llena y solo queda espacio en la tanda nocturna con los estudiantes más mayores, viéndose obligada a estudiar en la noche.

Rodeada de chicos mayores y con un cuerpo no muy favorable, se ve empujada a desarrollar aptitudes que le ayuden a vencer las burlas y abusos de sus compañeros. En su primer día de clases, la miraban detenidamente preguntándole ¿Qué haces aquí niña? Y ella muy calmadamente les respondía: “lo mismo que tu haces aquí”. Pero, lo que le esperaba vivir en ese instituto la sometería a incontables pruebas que forjaría su camino en la vida, debido a que la mayoría de los estudiantes tienen malos hábitos y lo que menos quieren hacer es estudiar. Era común verlos fumando y teniendo relaciones sexuales en el plantel estudiantil, pero la joven Glaris no estaba dispuesta a dejarse corromper. En ese año fue que conoció a Adam un compañero de clases que estaba muy interesado en ella. 

Glaris cuenta: la primera vez que vi a Adam me impresione mucho, fue la segunda semana de haber iniciado las clases, yo estaba sentada en una banca en la cancha cuando de repente entro un chico de baja estatura, con la piel negra y unos bellos ojos marrones, que se sentó en una esquina de la cancha sin siquiera notarme , pero, algo paso dentro de mí, sentí como si mi corazón saltara y un deseo muy fuerte de orinar, mis manos me sudaban, era tan extraño lo que pasaba conmigo que me asuste y salí de allí. Mientras estaba en el aula veo que entra aquel chico, pero ¿Qué hace aquí? Me pregunte, él camino al fondo del aula y se sentó en una butaca, no lo podía creer aquel extraño y hermoso chico estaba en el mismo salón de clases que yo.

Los nervios se apoderaron de mí y no podía hablar, sin embargo, sentía una alegría que no podía explicar. Cuando entro la maestra en el aula empezó a pasar la lista y de primero menciono: “Adam” y él respondió “presente” ese era el nombre de la persona que había provocado tantas emociones en mí. Mientras iban pasando los días me iba acostumbrando a ver lo, solía esconderme en los pabellones para observarlo caminar, tenía una forma tan peculiar de hacerlo que parecía que brincaba para dar cada paso, con tan solo verlo yo era feliz. Un día mientras hacía una exposición sobre la tarea en el salón de clases, levante la mirada y note que me miraba, me prestaba atención, en ese momento me puse tan nerviosa que olvide todo lo que tenía que decir, ¡qué vergüenza pase frente a mis compañeros de clases!

Mientras yo estaba sumergida en estudiar todas las materias y realizar todas las tareas, él se estaba integrando a los grupos de chicos problemáticos que solo iban al liceo a cometer actos degradantes y perjudiciales para su propia salud. Mas de mil veces intente acercarme a él para hablarle, era algo tan fácil solo tenía que acercarme   saludar y presentarme, aunque en mi mente estaba claro, a la hora de hacerlo no era tan sencillo, el miedo se apoderaba de mi y perdía en ese momento la facultad de hablar.

Los jóvenes que me rodeaban no compartían los mismos valores ni las misma costumbre que yo, lo que provocaba  que yo no tuviese amigos cercanos, aun así era muy amable con los demás y me esforzaba por ayudarlos a mejorar en sus estudios y que entendieran exactamente lo que tenían que hacer en cada tarea pero, solían mirarme como un bicho raro porque no decía malas palabras, ni tenía una conducta descarada como ellos.

Aunque no todos eran así, yo tenía la costumbre de sentarme junto a Dianna y nos juntábamos para hacer las tareas grupales, aunque, no éramos cercanas a veces conversábamos de lo que queríamos hacer en el futuro, yo le contaba que sería una gran Doctora en medicina reconocida por ayudar a los pacientes a mejorar más rápido y recuperar su salud. Ella me contaba que encontraría a un hombre millonario, se casaría con el y tendría sirvientes para todo. Aunque yo no compartía esa forma de pensar se la respetaba y no trataba de imponer le mi opinión, pues valoraba mucho nuestras conversaciones.

Un día mientras conversaba con Dianna, Adam nos paso justo al lado y mi expresión facial inmediatamente cambio, parecía como si me hubiesen dado una bolsa llena de golosinas y de mis chocolates favoritos.  Dianna me miro detenidamente y me pregunto: ¿Qué pasa? ¡No me digas que estas enamorada de él!. Era la primera vez que me hacían esa pregunta por lo que no supe que contestar, pero, las palabras de ella me dejaron pensando: ¿Sera el amor la respuesta de lo que me esta pasando cada vez que veo a Adam? Me preguntaba mientras intentaba conciliar el sueño dando vueltas en la cama.

Mientras estaba sentada en una banca de la cancha vi a Adam cruzar con una hermosa chica de otro salón de clases, su pelo era rubio y su cuerpo parecía el de una sirena, el uniforme le quedaba tan bien que parecía haberse hecho encima de ella. Al instante de verlos mi corazón se disparo como si me hubiesen dado un fuerte golpe en la espalda que traspasara mi columna vertebral, mi mente se nublo y no pude pensar en nada mas que no fuese saber quien era aquella bella y hermosa chica y que hacía caminando junto a Adam.

Estaba inquieta y con el rostro reflejando preocupación, cuando Dianna lo noto me pregunto: ¿Qué tienes te paso algo malo? A lo que no supe que responder, pues no sabía por que aquella simple acción me había molestado tanto, como ella siguió insistiendo le conté que había visto a Adam junto a una chica caminando de la mano y ella me pregunto: ¿Estas celosa?, desde que era muy pequeña había escuchado esa palabra una mil veces pero, aun no sabía su significado, hasta ese día.

Sí estaba celosa de verlo tan cerca de otra chica que no fuera yo pues, estaba enamorada de él, mi primer amor y yo parecía ser invisible a sus ojos. Mientras iban pasando las semanas, se volvió común ver a Adam junto a su magnífica novia caminando por los pasillos del plantel estudiantil, cada vez que la veía no podía evitar despreciar mi flácido y plano cuerpo pues, pensaba que esa era la razón por la que Adam no notaba mi existencia.

Dianna en su afán de juntarme con Adam, me aconsejo que tenía que asistir a clases con un uniforme más ajustado, unos zapatos más bonitos, comprar lazos más bonitos para recogerme el cabello y usar maquillaje, además critico que yo siempre llegaba con el rostro mojado de sudor y siempre estaba concentrada en las clases, lo que me hacía parecer un ratón de biblioteca, me dijo que si quería que Adam se fijara en mi debía cambiar todo mi aspecto y dejar de estudiar tanto.

Escuché y entendí cada una de sus palabras, pero, lo que ella no sabía es, que yo no contaba con los recursos para hacer tales cambios. Mi madre se había dedicado al cuidado de sus hijos y mi padre tenía dificultad para encontrar trabajo, el poco dinero que llegaba a la casa no era para más que alimentarnos, puesto que no daba para nada más. El uniforme con el que asistía a clases era el de mi hermana mayor, por eso estaba tan gastado y me quedaba muy grande, los zapatos que tenía puestos eran del año anterior y como mi padre los había cocido previamente aún podía usarlo. Del modo que, no teníamos dinero para comprar lazos coleteros o pinzas para el cabello, mi madre usaba los hilos del saco que venía el arroz y los entretejía, para hacer lazos y recogerme el cabello que bastante rebelde es. El centro de educación media estaba a cinco kilómetros  de distancia de mi casa y recorrerlo caminando me tomaba sesenta y cinco minutos, por ende debía caminar de prisa para no llegar tarde a clases, lo que provocaba que el sudor  corriera por todo mi rostro.

Estudiar me hace feliz, estar siempre preparada para responder cualquier pregunta es una sensación maravillosa, además de que puedo mejorar y desarrollar mis habilidades, me permite descubrir un mundo de cosas nuevas. Ha pesar de haber escuchado las palabras de Dianna, no era posible que yo pudiera hacer ninguno de esos cambios, no solo porque mi situación no me lo permitía sino, porque siendo así yo era feliz, mi esencia me permitía aceptarme tal y como me había tocado   ser. Cambiar solo por llamar la atención de Adam sería renunciar a sentirme cómoda  y alegre conmigo misma.

A finales de año llegan los exámenes, la época de poner aprueba todo lo que has aprendido durante el año, de verificar que ya has alcanzado cierto nivel de conocimiento. En vista de que he estudiado todos los temas durante el año, estoy lista para ello. Sin embargo, Dianna no piensa lo mismo, esta tan preocupada por lo que puedan contener los exámenes, que viene de inmediato a pedirme ayuda y me dice: “tienes que ayudarme a pasar de curso porque somos amigas, debemos intercambiar las hojas del examen, una vez completes el tuyo me lo pasas y yo le pongo mi nombre y luego tu completas el mío y le pones tu nombre a la hoja”. Definitivamente esa idea de ayuda no era la que yo tenía en mente, estaba claro que ella quería que hiciéramos trampa. No obstante, mi madre siempre decía que seguir las reglas era hacer lo correcto y que  hacer lo correcto por más difícil que fuera, siempre  sería la mejor opción. Por consiguiente no estaba dispuesta a hacer lo que ella me estaba pidiendo. En vez de eso le dije: vamos a repasar rápidamente los temas que de seguro vienen para el examen por que, hacer lo que me pides va contra las reglas.  A lo que ella me respondió: “¿Cuales reglas? ¿Acaso quieres que repruebe el curso?, ya veo que no me quieres ayudar, pensé que éramos amigas, pero, me equivoque”. Luego se alejó de mí, aunque, intente razonar con ella, no me escucho.

Después de haber completado el examen, me dirigía a la salida y me encontré con Adam quien se acercó a mí y me pregunto: “¿Qué respuesta escribiste en la segunda pregunta? Yo creo que reprobé el examen, aunque estoy seguro de que tú lo aprobaste porque siempre estas estudiando”. No lo podía creer él me estaba hablando a mi, por primera vez había dirigido su atención hacia mi, estaba tan sorprendida y tan nerviosa que me comenzaron a sudar las manos. En ese momento lo único que salió de mi boca fueron las palabras que había ensayado miles de veces para decirle, “Hola soy Glaris” le dije con la voz temblorosa y la mirada hacia el suelo. Él me respondió: “se quién eres estamos en el mismo salón de clases”. Había imaginado tanto nuestra primera conversación, y anhelar sin medidas que llegara ese día, cuando por fin paso me quede pasmada sin saber que hacer ó que decir. En ese momento llegaron sus amigos, lo llamaron y él procedió a irse con ellos, acto que me salvo del apuro en el que mi nerviosismo me había puesto.

Me quede hasta altas horas en la noche, dando vueltas en la cama sin siquiera poder cerrar los ojos, solo pensaba en lo que había pasado antes, no podía perdonarme por no haberme comportado, como una persona normal. Me preguntaba ¿Qué pensará de mí? Seguro que soy la chica más rara del mundo, jamás volverá a acercarse a mí, me decía yo misma, mientras intentaba conciliar el sueño.

Para mi sorpresa, al día siguiente cuando llegue al salón de clases, Adam se acercó a mí y me dijo: “Hola Glaris, quiero que después del examen de hoy, nos quedemos un rato para que me ayudes a repasar, los temas más importantes que saldrán en el examen de mañana, por favor, ¿Podrás ayudarme?”. Yo rápidamente y sin titubear le contesté: por supuesto que sí. La felicidad que sentí en ese momento era tan grande que no cabía en mi pecho, sonreía sin parar, por fin mis sueños se estaban haciendo realidad, tenía una cita con Adam, aunque era solo para estudiar, estaría más cerca del chico al que había amado durante todo el año escolar. Era tanta la emoción que sentía, que debía compartirlo con alguien, me acerque a Dianna para contarle lo que había sucedido, pero, como aún estaba molesta conmigo, no me quiso escuchar y me dijo que ya no seríamos amigas, porque yo la había traicionado.

Cuando terminamos de completar el examen, Adam y yo fuimos a la cancha para poder estudiar allí, precisamente donde lo vi por primera vez, sus ojos son tan hermosos que al mirarlo palpita más rápido mi corazón. En esa noche descubrí que el físico de Adam no era lo más atractivo en él, pese a, que solo repasamos el contenido de las clases, pude notar, lo amable y cariñoso que es, me trato con tanta delicadeza, ternura y respeto, como si yo fuese de algodón. Aquel día fue el más feliz que, había vivido en todo el año, tenía tantas emociones dentro de mí que, sentía que mi corazón explotaría, pero si bien dicen, “la felicidad no puede ser completa”. 

Dianna aún seguía molesta conmigo por yo  no haber cedido a hacer lo que está mal, como decidí seguir las reglas y permanecer del lado correcto, ya no era de su agrado, por consiguiente, esa noche tan maravillosa se convirtió en la más humillante de todas, puesto que, ella comenzó a burlarse de mí y decirles a todos que tenía un mal olor en las asilas, (popularmente llamado grajo) todos me pasaban alrededor y se reían de mí, sin importarles que fuera algo falso, por si fuera poco se paró al frente de todos a vociferar que yo era tan fea que ningún chico me había besado y que jamás lo harían por lo asquerosa y horrible que era. Sentí tanta vergüenza aquella noche que quería desaparecer de aquel lugar y jamás volver, estaba tan sorprendida por lo que  Dianna había hecho que, me quedé atónita, totalmente paralizada, no supe que decir ni como defenderme, por ende, salí corriendo de esa oscura y espantosa cancha que me había regalado momentos tan lindos y a la vez tan dolorosos.

Mientras, me alejaba rápidamente sentí unos pasos muy apresurados de tras de mí, no quería ver a nadie que hubiese presenciado aquel desastroso y humillante evento, por ende, corrí más de prisa, aun así, la persona no se detuvo y escuche una voz que me llamo: “Glaris”. No puede ser es la voz de Adam, pero ¿Cómo voy a poder mirarlo a la cara, después de haber vivido aquello? Él me alcanzó y me tomo de la mano, en aquel momento sentí la sensación más extraña que había experimentado durante toda mi existencia, es como si quisiera esconderme debajo de algo gigante hasta que él olvidara todo lo que había pasado.

En ese momento Adam me acaricio la mejilla, me levanto el rostro, con una mirada tierna y una sonrisa seductora, me miro directo a los ojos y me dijo: “eres la chica más higiénica y más hermosa de este liceo”. Luego, me dio un fuerte abrazo, seguido me susurro al oído, que las mentiras tenían un castigo divino pues, no tenía que preocuparme ni sentirme mal por nada de lo que Dianna había dicho porque, la falsedad es tan corta como la felicidad de quien la dice. Después de escuchar aquellas palabras, sentí como si me hubiesen inyectado directamente en las venas 20 mililitros de carga positiva, estaba totalmente reconfortada, eso era lo que necesitaba escuchar precisamente en el momento que lo necesitaba saber.

Aquella noche Adam decidió acompañarme hasta mi casa, yo por supuesto me negué por lo lejos que estaba mi casa del centro estudiantil, sin embargo, él insistió en que   deseaba hacerlo. Caminamos despacio, sin ninguna prisa para llegar y en el trayecto platicamos de las cosas que nos gustaban hacer, de los alimentos que más nos gustaban comer, de nuestras canciones favoritas y de nuestros lugares favoritos. Aunque éramos muy diferentes, nuestros gustos eran muy similares lo que hizo que disfrutáramos cada segundo y cada minuto de nuestra agradable conversación.  Fue la primera vez que la distancia de mi casa al liceo no me molesto, al contrario, quería que el camino fuese más largo, que fuese eterno.

Cuando llegamos a mi casa, me dijo que gracias a mi estaba listo para el examen de mañana, que seguro lo aprobaría, también menciono que yo era una excelente estudiante y un ejemplo para los demás, que no me dejara vencer por las burlas de los demás, ya que, cada quien ofrece de lo que tiene para dar. Hay personas que solo tienen odio y maldad en su corazón por eso esparcen mentiras y hacen daño, en cambio, hay personas que tienen bondad y amor en su corazón por eso hacen el bien sin dudarlo. Me dejo bien claro que cada quien decidía quien quería ser y que yo estaba del lado correcto. La personalidad de Adam y la forma en cómo me consoló me enamoró aun más de él.

Con el pasar de los días Adam y yo nos volvimos más cercanos, sin embargo, el año escolar ya estaba por finalizar lo que significa que no lo volvería a ver durante   las vacaciones hasta el siguiente año, Pero ¿Cómo soportaría tanto tiempo sin verlo? Tenía el corazón afligido y las piernas temblorosas por nuestra pronta separación. Aun así, tenía que aceptarlo, pues era algo inevitable.

El último día de clases no me pude concentrar ya que estaba pensando en cómo me despediría de Adam, tenía mil formas en la cabeza de cómo sería y que palabras le diría, pero, al salir del aula solo caminamos hacia la salida y nos dijimos adiós hasta pronto. Tenía tantas ganas de abrasarlo y quedarme en sus brazos para siempre, sin embargo, no me atreví hacerlo, no tenía el valor suficiente, solo me alejé lentamente sin decir nada más.

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