Capítulo 2.
EN las vacaciones mi padre nos comunicó que dejaríamos los suburbios para visitar a mi abuela en la capital, yo estaba muy emocionada puesto que nunca había ido antes y siempre me imaginaba como sería la ciudad. Había mucho que hacer, teníamos que preparar el viaje y seleccionar las ropas que nos llevaríamos para utilizarla en nuestra estadía en la casa de la abuela. Yo no tenía una gran variedad de ropas y las pocas que tenía ya me quedaban un poco pequeñas, por eso, solo tuve que doblar los hermosos, pero, desgastados vestidos que solía usar en las salidas familiares de los domingos. Las organicé en la mochila que utilizaba para ir a la escuela, luego me puse a pensar que obsequio podía llevarle a la abuela para demostrarle todo el cariño que sentía por ella.
Como no tenía dinero no era posible comprarle algo que le gustara, por ende, debía fabricar alguna cosa con mis propias manos. En la escuela básica en la asignatura de educación artística había aprendido a hacer muchas manualidades, por ejemplo, hacer y diseñar llaveros o colgantes para las llaves, así que decidí elaborar le uno a la abuela. Rápidamente comencé a reunir todos los materiales, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba listo el regalo de la abuela, estaba muy feliz de haber podido preparar algo para a ella.
La mañana siguiente nos levantamos temprano para el viaje a la ciudad, estaba muy emocionada y a la vez un poco nerviosa, recorrimos un largo trayecto hasta poder ver los grandes edificios, hermosos parques y muchos centros comerciales. Estaba impresionada con la gran cantidad de vehículos que había de hermosos colores y las casas tan hermosas que parecían de películas ¡había tanto que ver por lo que no quería ni pestañear para no perderme nada!
Finalmente llegamos a la grande y acogedora casa de la abuela, ella estaba tan emocionada al vernos llegar que comenzó a llorar y nos abrazó y nos besó con mucho cariño y ternura. Tan pronto como descansamos y almorzamos mi hermana mayor y yo salimos a explorar el área, entramos a un centro comercial con muchas ropas lindas con diseños y colores diferentes, queríamos comprar algunos, pero, eran muy caros y no teníamos dinero. Luego salimos de allí y continuamos con nuestro recorrido por la ciudad, felices y contentas por lo precioso que era todo lo que nuestros ojos podían observar.
Sin miedo a equivocarme me atrevo a decir que esas vacaciones fueron los mejores días que había vivido hasta ese momento. Descubrir tantas cosas que no tenía ni idea de que existían, nutrió mi celebro de conocimiento, que más adelante me permitió ver el mundo y la vida de una manera diferente o simplemente verla tal y cual es.
Las clases pronto iban a comenzar, por eso tuvimos que volver a nuestra casa en los suburbios. Una vez estando allá contaba los días para ver a Adam cuando iniciaran las clases, aunque la había pasado muy bien en las vacaciones, no podía dejar de pensar en él y extrañar su particular forma de caminar y sus enormes ojos marrones. Sin embargo, en el nuevo año escolar me esperaban nuevos retos y dificultades que enfrentar y vencer.
Por fin había llegado el tan esperado día, el inicio del semestre. El liceo ya estaba abierto y yo por primera vez tenía un uniforme a mi medida que fue comprado especialmente para mí, ya que en años anteriores utilizaba el que ya no le servía a mi hermana mayor. Gracias a la abuela que nos regaló los útiles escolares y los uniformes a mi hermana y a mí, podíamos saber que se siente estrenar cosas nuevas al inicio de las clases. Estaba muy emocionada y nerviosa a la vez por ver a Adam, cuando llegue al salón de clases mire por todos lados, pero, él no estaba allí, me ubique cerca de la puerta para poder ver a todos los estudiantes que llegaban. Según iban pasando los minutos mi corazón se aceleraba aún más y pensaba “será que no va a venir”. La hora de llegada paso y Adam jamás llego, estaba muy asustada imaginándome que le pudo haber pasado, pero luego recordé que no todos los estudiantes solían ir el primer día de clases al plantel estudiantil y me relajé un poco. Al día siguiente él tampoco fue y ninguno de los días de la semana.
En la segunda semana de clases cuando llegué al aula ahí estaba él sentado en la última fila de atrás, mi corazón dio un salto de alegría y mis manos comenzaron a sudar, estaba tan nerviosa que no supe cómo comportarme ni siquiera lo fui a saludar, solo me senté en el mismo lugar donde solía hacerlo. A la hora del receso él se acercó a mí y me dijo: “Hola chiquita, cuéntame cómo te fue en las vacaciones”. Yo muy contenta y feliz de ver que aún se acordaba de mí, le respondí y salimos juntos a caminar mientras hablábamos, pero los minutos pasaron tan deprisa que sin poder decir mucho ya se había acabado el receso. Al día siguiente continuamos con la conversación, me sentía tan feliz cuando hablaba con el que se volvió costumbre, cada día pasábamos más y más tiempo juntos y los minutos se iban tan rápidos que siempre nos quedaba un tema de conversación pendiente.
Aunque tenía mucha curiosidad por saber que había pasado con su novia, no me atrevía a preguntarle, pero, una noche que uno de los maestros falto nos quedamos sin nada que hacer y decidimos ir a la cancha para alejarnos del ruido que hacían nuestros compañeros de clases. Ese día me comento que él y su novia habían terminado su relación amorosa porque ya no se sentían bien juntos. Le pregunte que, si ya no la quería, y me respondió que no, me dijo que ahora se estaba enamorando de alguien más. Aunque él y yo solo éramos amigos me dolió pensar que estaba interesado en alguien más y que pronto dejaríamos de pasar tanto tiempo juntos, quería decirle lo que sentía por él, pero, no tenía suficiente valor para hacerlo.
Intente averiguar quién era aquella chica que había robado su corazón una vez más, sin embargo, él se negó a decirme su nombre y me dijo que más adelante lo sabría. La felicidad que sentía al estar junto a él se volvió tristeza y melancolía, puesto que pensaba todo el tiempo que él jamás podría amar a una persona como yo y que pronto dejaría de hablarme para pasar tiempo con su nueva novia. Por ende, comencé a evitarlo, me envolví en las actividades y tareas que dejaban los maestros, que ya no tenía tiempo para pasarlo con él. Cada vez que se me acercaba yo le decía que estaba muy ocupada y en el receso me escondía en algún lugar donde el no pudiese verme.
Así sucedió por varias semanas hasta que una noche me tomo de la mano y salió del salón de clases conmigo, a pesar de que le dije que estaba muy ocupada, me pregunto: ¿Esta enojada conmigo? ¿Porque ya no quieres hablarme ni pasar tiempo conmigo? ¿Acaso te hice o dije algo que te ofendió? Como no podía decirle lo que en realidad estaba pasando por mi mente me quede en silencio sin responder le nada, a lo que el continuo ablando y me dijo: “por favor, dime lo que está pasando ya no soporto esta agonía”. E inmediatamente me beso, sí me dio un beso en la boca, yo quede totalmente pasmada puesto, que era algo que no me esperaba jamás.
Ese fue mi primer beso en la boca, mi primer beso romántico y sentí una explosión de sensaciones que jamás había experimentado y a la vez estaba muy confundida pues, no entendí por que él había hecho eso. Por ende, le pregunte: ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me besaste? Y el me respondió: “por qué te amo, estoy enamorado de ti y no puedo vivir sin ti, por favor no te alejes de mi”. No podía creer lo que estaba escuchando, Adam me estaba declarando su amor ósea, él está interesado en mí. Parecía más un sueño, pero, era real estaba delante de mí tomándome de la mano, de la chica de la cual él se estaba enamorando era yo, sí soy yo, Adam estaba sintiendo lo mismo que yo siento por él.
Estaba tan emocionada de escuchar esas palabras de su boca que mi corazón empezó a latir más rápido era como si quisiera salir de mi pecho. No pude evitar sonreír como si me hubiese ganado un gran premio, él me miro directamente a los ojos y me abrazo muy fuerte por varios minutos como si no quisiera nunca separarse de mí.
Una noche durante las clases tuve la necesidad de ir al baño, le pedí permiso a la maestra y procedí a salir del salón de clases para ir hacia el área de los baños. Cuando llegue entre y al cerrar la puerta, Adam apareció de repente, entro conmigo y cerró la puerta de inmediato. ¿Qué haces aquí? Este es el baño de las hembras le dije, él comenzó a besarme desesperadamente intentando quitarme el uniforme, yo sorprendida por lo que estaba haciendo lo aleje de mí y le pregunte por que se estaba comportando así. Él me dijo que me amaba, que deseaba tener sexo conmigo, que como ya éramos novios teníamos que hacerlo de inmediato.
¡No entendía nada! Solo éramos novios no estábamos casados y además éramos muy jóvenes para practicar el sexo. Mi mamá siempre me decía que las relaciones sexuales son un regalo que Dios les hizo al matrimonio, primero había que casarse. Por eso le dije que no, le expliqué que hacer eso estaba mal porque no estábamos casados y que éramos muy jóvenes para hacerlo. Él me contestó: “¿Qué estás diciendo, acaso estas locas? ¿Como que muy jóvenes, cuantos años tienes, acaso eres una niña? Estaba cansado de hacerlo con mi antigua novia, lo hicimos muchas veces y nunca paso nada malo, dime ¿Acaso tienes miedo? Quítate la ropa y veras que rico es, sé que te va a gustar.” Al ver su forma de tratarme abrí la puerta y salí corriendo de allí.
Al otro día no quise ir a la escuela porque tenía miedo y vergüenza de mirarlo a la cara, así que le hice creer a mi madre que estaba enferma y me quedé acostada en la cama todo el día. Sin embargo, todo tiene su final y al cerrar los ojos la noche se desvaneció, un nuevo día había llegado y yo tenía que enfrentarlo pues, no podía quedarme en casa para siempre. Al caer la tarde mientras me arreglaba para ir a la escuela pensaba en lo que había sucedido entre Adam y yo, en lo que podría decirle para arreglar la situación, ya que me encantaba estar con él y no quería perderlo, tenía miedo de que terminara nuestro noviazgo por lo sucedido.
Cuando entre al plantel estudiantil aquella noche, mi corazón se disparó, una nube gris se apodero de mis ojos y no podía ver nada, todo estaba más oscuro de lo habitual. Las piernas me temblaban como si estuviese en medio de un bosque oscuro lleno de bestias salvajes y maleza abundante. Al respirar suavemente y cerrar los ojos, mi pecho dejo de palpitar apresuradamente y mis piernas se tranquilizaron, abrí los ojos y todo había vuelto a la normalidad, la escuela tenía el mismo aspecto de antes, por lo tanto camine hacia mi salón de clases y al entrar, allí estaba Adam en el mismo lugar de siempre con esos ojos marrones que penetraban todo mi ser, con esos labios carnosos que al besarme sentía que todo mi cuerpo se estremecía y mi ropa interior intima se humedecía al mismo tiempo que se aceleraba mi corazón y sentía una calor intensa. Cuando me acerque a él lo salude como de costumbre y tome mi lugar a su lado.
En el receso fuimos a dar un paseo por el lugar, aunque no quería hablar del tema Adam insistía en sacarlo a colación, me dijo que me amaba y que soñaba con hacerme el amor. Mi respuesta fue un rotundo no, y en ese momento termino nuestra relación amorosa.
Los siguientes años fueron los más difíciles para mí, tenía que ver a Adam casi todos los días sin poder acercarme a él ni hablarle como antes, sin embargo, sabía que estaba haciendo lo correcto y eso me hacía feliz manteniéndome enfocada en mis estudios, hasta que al fin llego el día de la graduación. Ya había culminado la secundaria y todos mis compañeros se preparaban para la esperada y anhelada graduación. Aunque yo tenía muchas ganas de asistir a la ceremonia, no tenía ningún vestido elegante que ponerme y mis padres no tenían dinero para comprármelo, por ende, no era posible que yo tuviese la graduación que siempre soñé. Mi premio fueron mis excelentes calificaciones, las más altas de todo el salón y un certificado de reconocimiento como estudiante meritoria por todo mi esfuerzo y dedicación.